¡Ah, ¿qué tu mujer escribe?!

Hace unos días me hicieron una entrevista en Conociendo al autor, una página de facebook que encontrarás pinchando aquí. Te recomiendo que si eres un autor novel tratando de hacerte un hueco te pongas en contacto con la página, es otra buena forma de que te conozcan un poco más y por tanto de llegar a potenciales lectores.

Una de las cinco preguntas que me planteó fue el por qué usaba seudónimo, yo contesté que una de las razones era para que mi entorno no supiese mi afición por contar historias. No porque me de vergüenza sino para evitar situaciones innecesarias, aunque de poco me ha servido.

Lo bueno del anonimato es precisamente eso, te permite ser, decir y hacer aquello que te gusta lejos de frases malintencionadas y risas nerviosas de quien no sabe qué decir, pero quiere hacerlo.

Sí, lo confieso: me encanta mi apellido inventado y el secretismo que ha otorgado a mi persona durante un tiempo. De pronto dejas de ser tú para convertirte en esa nueva persona sin tapujos ni convencionalismos, sin miedo al qué dirán, exponiendo tu obra y viviendo con ella el vaivén de emociones que te genera el hecho de publicarla y que la lean. Es un mundo irreal, pero con tanto de realidad que a veces se mezcla en tu día a día, llevándote a conocer gente que de otra forma no conocerías, enriqueciéndote con cada una de dichas personas.

Reconozco que me gusta, aunque a veces me aterra cuando veo cierta inquina y comportamientos impropios de una ¿sociedad civilizada? Ya he sido testigo un par de veces de esa envidia, del agrupamiento en guetos solo para herir a quién piensa, escribe o siente diferente. Cuando ello ocurre me doy cuenta de cuánto nos queda por aprender a respetar al otro y de lo peligroso que puede ser moverse en estas lides.

Espero fervientemente que con el paso del tiempo estas cosas dejen de suceder.

Volviendo al tema, en mi caso, el anonimato en la red duró poco. Llegó Facebook con sus normas y me cerró el perfil por tener un «nombre falso», todavía recuerdo la tarde que pasé tratando de recuperar mi cuenta, tiempo perdido, por supuesto. Así que soy fácilmente reconocible en la red. Entre eso y el deseo de ser leído, al final el seudónimo vale de poco y todo tu entorno acaba sabiendo que escribes.

Esto tiene una parte buena: la gente te apoya, compra tu libro, te va conociendo… de alguna manera facilita un poco el camino y ya si les gusta la historia y tienen a bien comentártelo recibes el mejor regalo de todos, saber que has conseguido tu objetivo: emocionar y enganchar a tus lectores.

Por otro lado, en la parte mala situaré a los opinólogos de toda la vida, término extraño ¿verdad? Tiene fácil definición puesto que son esas personas que saben de todo y de nada, que nunca han sido capaces de llevar a cabo sus sueños y aspiraciones quedándose frustrados por ello y encuentran muy gracioso lo que los demás hacen; que solo saben criticar y mofarse de los demás.

Estos son los comentarios que he recibido hasta ahora:

  1. ¡¡Ah, ¿qué tu mujer escribe?!! Ja, ja, ja. Este se le dijeron a mi chico.
  2. Je, je, je… si, si, vas a vender muchos libros. Este tratando de parecer gracioso.

No está mal la proporción frente a todos los que me han apoyado hasta el momento y lo único que me lleva es a reflexionar sobre el tema y sacar mis propias conclusiones, siempre llegando al mismo punto: es envidia, esa que esconde la frustración por no haber conseguido hacer aquello que uno quería.

Nunca es tarde para cumplir un sueño, jamás hay que engañarse con «no puedo» sino que hay que luchar, creer en uno mismo e intentarlo todas las veces que sean necesarias. Ese es el único camino hacia la felicidad y la satisfacción, sino te conviertes en un amargado que solo sabe mofarse de las ilusiones ajenas.

Así que si tienes un sueño enfoca bien tu energía y tu tiempo, olvídate de lo que puedan pensar los demás, ponte un seudónimo si quieres y ve a por ello, antes o después lo conseguirás.

Bea Melworren.

 


2 respuestas a “¡Ah, ¿qué tu mujer escribe?!

  1. Muy interesante y acertado tu post. Siempre hay gente envidiosa, mal intencionada y que consideras dentro de tus amistades hasta que te hacen un comentario fuera de lugar.
    Yo como muchas me escudo detras de un seudónimo, una manera de poder expresar libremente esas cosas que no pondrías en tu perfil personal, y evitar ser juzgada. La verdad no me imagino a mi esposo leyendo algo de lo que escribo. No soportaría sus críticas.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario