Bloqueada.

Hay días en los que las palabras no fluyen, parecen atascarse entre el corazón y las teclas del ordenador y suele suceder cuando más necesitas que la musa te acompañe.

Os confesaré que estoy preparando un relato y tiene que estar listo para el domingo sí o sí, que tengo dos historias a la espera de mis últimas correcciones, otra que continuar escribiendo… y en el fondo muchas ganas, pero la inspiración me llega cuando no puedo ponerme a escribir, noto los susurros de mi musa cuando estoy en otros menesteres que me impiden llevar a cabo mi creatividad, lo que aumenta mi desesperación.

Así llevo toda la semana, concretamente desde el domingo en donde un dolor recurrente de cabeza me impidió seguir creando. Así estoy luchando contra mí misma, forzando la máquina, leyendo y releyendo lo escrito, desechando frases que percibo vacías de emoción, ¿dónde está la inspiración?, ¿dónde se ha escondido y en qué momento regresará?

Me agobia y cuanto más me ocurre, peor resultado obtengo así que he pensado, ¿por qué no ponerlo en palabras? Y aquí estoy confesándome imperfecta. Imagino que esto nos ocurre a todos los escritores, a veces las ideas se escapan, las escenas no salen, los personajes parecen inertes entre las hojas, sabes el camino, pero no cómo desarrollarlo, lo intentas una y otra vez y es vano.

A veces funciona dejarlo todo, parar, tomar distancia, el problema de esto es que a mi me entra pereza, luego me cuesta volver a retomar las letras y al final pierdo mucho tiempo, cosa que no me gusta nada.

Así que normalmente retomo una idea de las múltiples que todos los escritores tenemos y empiezo a desarrollarla, escribo alguna escena, comienzo con la creación de nuevos personajes y… de esa manera nació: Cuando tú consigas… amarme.

Vale, rebobinemos, no, no venía a contarte esto, en realidad me estaba quejando de mi musa, de mi falta de inspiración, de mi desesperación… y sin embargo mis dedos han decidido que es el momento de hacerlo, de contaros un pequeño secreto que aún está en construcción, pero ¿pronto? llegará a vosotros (ojalá pudiera deciros cuándo, pero aún no lo sé y quiero que quede perfecta).

Como estamos en familia, el blog le conoce muy poca gente, pero que muy poca, parece que les da miedo pinchar en el enlace, bueno pues os cuento la primicia y de paso os enseño la portada, que ha quedado chula y resultona.

Cuando tú consigas… amarme es la historia de Derek, el hermano de Catherine, y Linda, la prima de Lawrence. Ella sale un poco más en María. La perdición de Nathan Bowen y es un personaje que me ha sorprendido, por su fuerza, su pasado, la manera de enfrentarse al presente que le lleva hasta un Derek capaz de hacerla perder la razón y en cuanto a él, pues ya me gustó en Cuando consigas… hablarme y ahora es su momento de conocer todo lo que podamos de él.

Os enseño la portada aquí abajo y… me voy a negociar con la musa a ver si de una vez me deja ponerme en marcha.

Portada Cuando tu consigas amarme

Y vosotros, ¿qué trucos usáis para que no se escape la inspiración?

Bea Melworren.


8 respuestas a “Bloqueada.

  1. La portada es muy peculiar pero me gusta. Tiene algo de enigmático. Y bueno en cuanto a la inspiración, menudo tema delicado ese. Pues intento no sé releer, escuchar música, leer otras cosas. También escribir sobre temas opuestos a lo que me ocupa.
    La inspiración es un dilema, tengo la teoría de que siempre aparece cuando más liada estás. Como si el estrés la desencadenara.
    Saludos.

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    1. Si, la portada crea intriga, a ver que os parece la historia.
      Gracias por tus consejos y si es verdad, aparece cuando más atareada estás, cuando no puedes coger ni siquiera un trozo de papel donde plasmar la idea.
      Besos.

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